Hay que decirle adios al MAESTRO
Adiós Luciano
Una lagrima furtiva
satura la opera.
Un silencio prolongado
cubre las arias.
Y el sol mío... y tuyo
esconde su cara
para no mostrar el dolor
por la pérdida de
la voz que adorno el éter
y que ahora
canta el Ave María
con los ángeles.
Adiós Luciano,
Adiós querido hermano.
desde lejos seguí tu recorrido,
aplaudí tus triunfos y
disfrute de tus dones.
Descansa en paz.
Maria Fischinger
jueves, 6 de septiembre de 2007
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